¿Qué termina y que empieza?

Nada que ver con la azarosa fecha calendario, un subjetivo código más que ritualizamos, como con tantas otras cosas que no son tan evidentes y teatrales, y que la cultura social del momento nos impone antojadizamente.

Lo que realmente te pasa es un estallido de emoción que contiene la ritualizaciòn del evento, que actúa como disparador y que es sumamente interesante, porque es indudable parte de tu personalidad emocional, afectiva y espiritual, en realidad lo único personal de todas la circunstancias, que nos albergan.

Las ambiguas referencias a celebrar a un ser que la humanidad tiene como referente de lo sublime y de la enseñanza ética, no necesitaría de un día culminante, que signifique tanto, porque teniendo en cuenta lo que nos moviliza, todos los días serían igual de honrables.

Lo que comparto contigo es esa emoción delicada, maravillosa y sutil que nos hace ser solidarios como acción común y significativa, plena de sentido espiritual y no precisamente ritualista, porque estoy dispuesto a compartir en cada instante en que te emociones y necesites socializar, en cada instante en que necesites un amigo, un padre, o un compañero de vida humana finita y vida espiritual infinita, que es mi concepción de la persona humana _seres espirituales infinitos, devenidos circunstancialmente en cuerpos finitos_ desterrando toda idea luctuosa y perversa de finitud total.

¿Como no puede ser posible y verdadero que esa emoción que eres no sea de antes y no sea después de ahora?, persona humana que confórmanos la humanidad en cada época en cada circunstancia renovable, haciendo un reducionismo paradójico, llamamos “vida”, al transcurrir entre 70 a 100 años, que solo son un recreo de nuestra existencia espiritual infinita.

Y no puedo “desearte felicidad” todavía, porque se que es algo imposible en la actual condición espiritual humana, solo puedes y podemos alcanzar un quantum de alegría y eso si espero que te ocurra siempre

omar pogliano 21de diciembre de 2008